Tu pirata soy yo
Está la crema en el cine nacional con la filtración de Radio Corazón y Casa de Remolienda desde el mismísimo Consejo de Calificación Cinematográfica. Se supone que un funcionario de ese organismo agarró copias de esas películas y las hizo circular en el circuito nacional de la piratería.
Tal vez, la persona del Consejo se había entusiasmado mucho después de ver la saga de Piratas del Caribe o la de Ocean's Eleven y las que le siguieron. Se ha pensado también de que se trata de un infiltrado anarquista que pelea contra cualquier sistema de censura, pero los vendedores piratas se defienden y dicen que al menos respetan las decisiones del consejo, que no le venden a menores películas calificadas como mayores para 18.
Con todo esto, uno se da cuenta de que podría vivir una vida pirata, así como en tiempos que ahora parecen prehistóricos se hacían experimentos para demostrar que se podía subsistir sin salir de casa y sólo conectado a internet. ¿Se acuerdan de este cabro Enrique Piracés, y del experimento vivonline? Lo mismo se podría hacer con la vida pirata, buscando a alguien dispusto a vivir viendo películas piratas, viajando en buses piratas, vistiéndose con ropas piratas, yendo a clínicas piratas, jugando juegos piratas y usando softwares piratas.
La medida del éxito de algo es su pirateo. Nadie quiere piratear algo que fracasa. Por eso no hay trenes piratas, no hay gobiernos piratas y no hay selecciones de fútbol piratas. Aunque parece que a los futbolistas les gusta hasto el ron, igual que a los piratas.
Tal vez, la persona del Consejo se había entusiasmado mucho después de ver la saga de Piratas del Caribe o la de Ocean's Eleven y las que le siguieron. Se ha pensado también de que se trata de un infiltrado anarquista que pelea contra cualquier sistema de censura, pero los vendedores piratas se defienden y dicen que al menos respetan las decisiones del consejo, que no le venden a menores películas calificadas como mayores para 18.
Con todo esto, uno se da cuenta de que podría vivir una vida pirata, así como en tiempos que ahora parecen prehistóricos se hacían experimentos para demostrar que se podía subsistir sin salir de casa y sólo conectado a internet. ¿Se acuerdan de este cabro Enrique Piracés, y del experimento vivonline? Lo mismo se podría hacer con la vida pirata, buscando a alguien dispusto a vivir viendo películas piratas, viajando en buses piratas, vistiéndose con ropas piratas, yendo a clínicas piratas, jugando juegos piratas y usando softwares piratas.
La medida del éxito de algo es su pirateo. Nadie quiere piratear algo que fracasa. Por eso no hay trenes piratas, no hay gobiernos piratas y no hay selecciones de fútbol piratas. Aunque parece que a los futbolistas les gusta hasto el ron, igual que a los piratas.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home