Que la tortilla se vuelva

Mañana se viene el partido contra Argentina. El país está pendiente y nadie puede negar que alberga la secreta esperanza de un triunfo de los chilenos. Aunque nadie lo dice con vehemencia porque después, en caso de derrota, todos van a salir con que se veía venir, que ganar de visita era más difícil que ser amiga de Raquel Argandoña, que los jugadores chilenos son tan malos, que carretean como si fueran los mejores del mundo, bla bla bla.

Ahora, somos bien crueles como país con los pobres seleccionados. Mañana las vacas van a estar de muerte con tanto asado y el copete va a fluir en cantidades como para revocar la mitad de las licencias de conducir. Mientras todos los chilenos van a estar cultivando las poncheras dándose la gorda frente a la tele, los pobres once discípulos de Bielsa van a estar mojando la camiseta. Y después los perlas se quejan porque los jugadores carretean.

Pobres hombres, en verdad hay que compadecerlos. Aunque, pensándolo bien, puede que ahora sí den una sorpresa. Anda todo tan al revés últimamente que en el fútbol también se puede dar vuelta la tortilla.

La teleserie más vista es la de una mujer que interpreta a un hombre que se convirtió en mujer. Lavín se declaró Bacheletista y luego lo siguieron Longueira y el alcalde de Recoleta, que también es de la UDI. La familia Pinochet presenta recursos de amparo. Hay hasta carabineros gay.

Todo está patas arriba y la selección debería aprovecharse del pánico.