De vuelta

Y bueno, se nos va Fujimori. Se extralimitó y lo extraditaron. El sushi sabe menos fresco hoy en su mesa. Y el cebiche más sabroso en los platos de los peruanos que lo quieren ver tomar el sol a rayas.

Si no lo extraditaban, Fujimori tenía lista una celebración en el centro Mori. Se iba a poner una camisa Nino Mori e iba a invitar algo de farándula, como suele hacerse. En su honor, en cambio, un grupo de Digimones ha hecho saber su voluntad de ser conocidos desde ahora como Digimoris.

Así, empezamos a devolverles cosas a los peruanos. Quedan el Huáscar y unos libros que se trajeron los chilenos cuando llegaron hasta Lima e incluso establecieron un gobierno ahí en nombre de Chile. Los leones de Providencia nunca fueron peruanos, por si acaso. Lamentablemente, los peruanos también lo saben, porque si no, podríamos habernos librado de ellos retronándoselos así como “¡ah, y estos leones también eran de ustedes!”

Se demoró harto la Corte en dar a conocer su fallo. Está medio loco el poder judicial, con esto que pasó ayer de leer las cuatrocientas y tantas páginas de la sentencia de la doctora Jäger.

Pero bueno, parece que se estila. Aquí vamos con el fallo íntegro de la extradición de Fujimori, para ponernos a tono. “Santiago, veintiuno de septiembre de 2007. Vistos: Se reproduce la sentencia apelada de once de julio de dos mil siete, escrita de fojas 1411 a 1522...”