Dieciocho light

Todas los implantes que hemos visto recientemente, los de la geisha y los de Marlen entre los más notorios, más que nada por una cuestión de volumen, tenían en realidad un carácter premonitorio. Nos alertaban sobre la tremenda inflación que nos afecta.

La comida se fue al cielo. Comerse una marraqueta está tan caro que la están usando como delicatessen en los cócteles más cuicos. Una marraqueta con palta ya es el colmo de lo chic. Adiós caviar, adiós trufas. Hoy, lo que realmente se lleva es una ensalada chilena.

Lástima que todo esto esté pasando en el mes dieciochero. ¿Qué se podrá comer en estas fiestas patrias? ¿Cosas no perecibles que se hayan producido antes de estas alzas de precios?

Quizás los colados sigan baratos. Uno de carne para reemplazar el asado, otro de verduras para la ensalada y el insuperable colado de frutas para el postre. Podríamos volver a la niñez con leche en polvo a cucharadas, cerelac, leche condensada y todo aquello que tenga la gracia de quedar un buen rato pegado en el paladar.

Si no, hay que aprovechar este primer dieciocho en que no vamos a engordar tanto. Podríamos, por primera vez, hacer de la empanada realmente un baile derivado de la lambada y no una comida que el 19 ya se nos está saliendo por los oídos.

Se acercan nuestras primeras fiestas patrias light, cn vino orgánico y sushi de almejas en las fondas. Viva Chile light.