Koala, baile nacional

Todo el mundo parece coincidir en que la visita de las bailarinas del Koala al Congreso fue un escándalo. La verdad es que no puede haber nada malo en que unas chicas bien formadas lleguen al parlamento y aceiten un poco los rodamientos de las caderas legislativas.

Ese diputado de la UDI que se avispó es una buena muestra de que la derecha sabe dónde están las oportunidades y por eso tiene el sartén por el mango, porque tener el gobierno es otra cosa y generalmente es un cacho.

Sería estupendo que las chicas estas vayan a colgarse de los jueces y se contoneen un poco sobre los magistrados, a ver si se agilizan y escurren un poco.

Es más, en el código laboral debería haber algún artículo que obligue a las empresas a financiar la visita semanal de chicas como las que fueron al Congreso, verdaderas hermanas de la caridad que reparten felicidad y cachondeo sin mirar a quién, y vaya cómo lo hacen sin mirar a quien.

También se puede hacer algo para las mujeres, no piensen que estas es una propuesta machista. Hotuiti podrí ir de empresa en empresa, de repartición pública en repartición pública para que se le trepen todas las mujeres que quieran.

Siendo solemnes y serios hemos conseguido varias cosas, pero chasconearse de vez en cuando no viene mal. Y pensemos si tenemos quién nos haga un Koala. Si no, preocupémonos, que estaremos en problemas.