Tus manos son tú

Las guerras de bandas llegaron a Chile con todo. Y no se trata de los Beatles versus los Rolling Stones ni de Soda versus los Redondos. Esta es una guerra con fierros y sangre, la guerra de los Guarenes y los Philips.

Quizás como empezó todo. Tal vez un guarén le quitó la chica a un Philips. O hubo una deuda impaga. Nadie sabe cómo parten estos enredos. Pero ahí están y no sólo cuando hay balaceras. Cuando pelean los mechones de ingeniería con los de derecho, los de la U con los de Colo Colo, el Instituto Nacional con el Liceo de Aplicación, los colorines con los alvearistas, los PC con los Mac, los pelucones con los pipiolos.

Para bailar tango se necesitan dos. Para pelear también. Pucha que le gusta la mocha a la gente. Yo recuerdo bien lo que me decía mi abuela: "juegos de manos son de villanos". Cuando descubrí el autoerotismo y al sexo opuesto, se me olvidó un poco la cosa, pero es bueno volver a interpretar el dicho.

Las manos sirven para tantas cosas ricas, tiernas, cochinonas. Dar la mano también tiene su encanto. Y como decía un viejo amigo, "más vale pájaro en mano que padre a los 15".