Siga a ese taxi
En la televisión hay algo que sabe todo el mundo: La pobreza tiene buen mono.
Para conseguir rating, y como andan más o menos desacreditados, los políticos ahora se van a disfrazar de delincuentes, boqueteros, pistoleros, dealers, reducidores, vendedores del mercado pirata e incluso algunos y algunas consideran entrar al mercado sexual. Así van a lograr colarse en programas de alta sintonía como En la Mira y Contacto.
Los pobres también están un poco más “best seller”. Se están ahorrando la plata de la micro y ahora también se suben a los taxis. De ahí al Club de la Unión y el Polo hay un paso.
A todo esto, hay dos tipos de personas en este mundo, las que le indican de inmediato al taxista donde van y las que le dan las indicaciones de a poco: “seguimos derecho, doble a la izquierda, en el semáforo a la derecha”.
Los primeros son personas confiadas que creen en la superación de los demás. Como Bacehelet. Los segundos, desconfían y les gusta dar órdenes. Como Ricardo Lagos. Si Sebastián Piñera anduviera en taxi, sería del segundo tipo, creo. “Compre, venda, ahora somos del Colo, esta es una persecución política, acelere”. Cuentan que Piñera toma Red Bull, porque le da alas.
Ojalá que los nipones no terminen hechos cebiche, como les pasó a varios peruanos.
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