Duele cuando reímos
El aire de Santiago está tan peligroso como el aeropuerto de Londres. Claro que los ingleses tienen una ventaja: pueden evacuar. Sería medio enredado desocupar a todos los millones de seres humanos que vivimos bajo la nube de mugre que respiramos todos los inviernos.
Como que nos gusta la cuestión cíclica, así como de calendario maya. Pero en vez de las cosechas, nuestras estaciones estaría marcadas por las imágenes que se repiten todos los años en los noticiarios. Durante el otoño, son las diferencias de precios en los uniformes escolares. En invierno, los niños conectados a los respiradores y nebulizadores, además de la apertura de la temporada de ski. En primavera, los curados del dieciocoho y, en verano, los viejos pascueros rostizándose y el festival de bikinis en todo el litoral.
Y cuando algo se sale de esa norma, como el programa que se reía un poco de la presidenta Bachelet, dejan de darlo apenas se escuchan pequeños cacareos de reclamo. Eso sí que fue nada que ver.
Tal vez estemos como el enfermo del jappening. De tan mal que andamos, nos duele cuando nos reímos.
Como que nos gusta la cuestión cíclica, así como de calendario maya. Pero en vez de las cosechas, nuestras estaciones estaría marcadas por las imágenes que se repiten todos los años en los noticiarios. Durante el otoño, son las diferencias de precios en los uniformes escolares. En invierno, los niños conectados a los respiradores y nebulizadores, además de la apertura de la temporada de ski. En primavera, los curados del dieciocoho y, en verano, los viejos pascueros rostizándose y el festival de bikinis en todo el litoral.
Y cuando algo se sale de esa norma, como el programa que se reía un poco de la presidenta Bachelet, dejan de darlo apenas se escuchan pequeños cacareos de reclamo. Eso sí que fue nada que ver.
Tal vez estemos como el enfermo del jappening. De tan mal que andamos, nos duele cuando nos reímos.
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