Papeles y papelones
Nuestro mundo moderno siempre genera nuevos peligros. Hoy hay que tener mucho cuidado cuando uno usa papel. Este noble producto, tan importante en la historia de nuestra cultura escrita e impresa, es en realidad una poderosa arma asesina. Los peces de Mataquito y los cisnes del río Cruces lo saben muy bien.
La empresa del papel está haciendo un papelón. Procesa celulosa y genera escándalos como para el celuloide. Gracias a la destreza ambiental de sus ejecutivos, durante la próxima temporada navideña se estrenará nueva letra para un tradicional villancico: “pero mira cómo mueren los peces en el río...”
“Mueren y mueren sin tregua ni cuartel, los peces en el río a causa del papel”, seguirá la remozada canción.
Entre tanta demanda territorial de nuestros vecinos, los productores de celulosa quizás están haciendo lo que hacían en las guerras los viejos pueblos invadidos que arrasaban con todo para que sus conquistadores no pudieran quedarse con nada.
Claro que esto es un poco pesimista y demuestra muy poca confianza en nuestras fuerzas armadas, que han tenido en sus filas a gente de valor e hidalguía, que aceptan con honor y dignidad las sentencias en su contra, sin darse a la fuga como cualquier Sakarach de poca monta.
Ellos no hacen papelones, así que la industria forestal podría ir olvidándose de la necesidad de seguir estropeando el medio ambiente y volver a pensar sólo en hacer papel. Tan distraída que nos salió esta gente. En vez de dar vuelta la hoja, es mejor que den la cara. Y si no pueden, que al menos den la carilla.
La empresa del papel está haciendo un papelón. Procesa celulosa y genera escándalos como para el celuloide. Gracias a la destreza ambiental de sus ejecutivos, durante la próxima temporada navideña se estrenará nueva letra para un tradicional villancico: “pero mira cómo mueren los peces en el río...”
“Mueren y mueren sin tregua ni cuartel, los peces en el río a causa del papel”, seguirá la remozada canción.
Entre tanta demanda territorial de nuestros vecinos, los productores de celulosa quizás están haciendo lo que hacían en las guerras los viejos pueblos invadidos que arrasaban con todo para que sus conquistadores no pudieran quedarse con nada.
Claro que esto es un poco pesimista y demuestra muy poca confianza en nuestras fuerzas armadas, que han tenido en sus filas a gente de valor e hidalguía, que aceptan con honor y dignidad las sentencias en su contra, sin darse a la fuga como cualquier Sakarach de poca monta.
Ellos no hacen papelones, así que la industria forestal podría ir olvidándose de la necesidad de seguir estropeando el medio ambiente y volver a pensar sólo en hacer papel. Tan distraída que nos salió esta gente. En vez de dar vuelta la hoja, es mejor que den la cara. Y si no pueden, que al menos den la carilla.
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