La reina desnuda

Casos de corrupción emblemáticos están empezando a finalizar. Bien para unos y mal para otros. A Tombolini lo absolvieron por el caso Coima. Dos implicados en el enjambre de casos del MOP, uno de ellos pariente y ex jefe de gabinete de Ricardo Lagos, han recibido condenas, suaves, pero condenas después de todo, y la obligación de devolver unos buenos millones.

La justicia, finalmente, está haciendo lo suyo, aunque a algunos les guste y a otros no. De todas formas, lo que queda tras el cierre de estas causas y lo que quede cuando concluyan otras, seguirá siendo un gusto amargo, desencantado, como el que se siente al morder una manzana harinosa.

Es un poco deprimente que lo más transparente que tengamos, lo que menos oculta, lo más desnudo a la mirada de la opinión pública, sea Cecilia Bolocco. Nuestras instituciones podrían ser más como ella, sin dejar nada a la imaginación. Su transparencia del festival de Viña era todo un mensaje simbólico y como parece que no se ha entendido muy bien, ahora tenemos que verle lo que nos faltaba conocerle.

Pobre Cecilia, mártir de la lucha contra el secretismo y la corrupción. Ya es hora de que nuestras instituciones atinen, porque esta chica ya no tiene más cuerpo que mostrarnos, además que tampoco queremos enterarnos de cómo envejece.

Así que, por favor, gente que lleva las riendas de esta tierra, líbrennos de tal espectáculo y vamos declarando patrimonios, intereses, asesores, parientes que han recibido beneficios, platas estatales desviadas. Vamos contando quién se avispó con la plata de los trenes y de los programas de empleo. Hagamos una catarsis de limpieza y que empiece de nuevo toda esta cuestión.

Porque ahora la desnuda es Bolocco, pero después puede ser algo peor.