Thursday, April 26, 2007

Apodos dignatarios

Como parte de su etanol world tour 2007 Lula Da Silva está en Chile. El presidente brasileño es desde hace un tiempo la novia de la fiesta y todos, desde Bush hasta Chávez, lo celebran y le prenden velas porque su país lleva décadas de delantera en esto de los biocombustibles.

El etanol se hace a partir de alcohol de caña de azúcar y es una alternativa viable al petróleo, que según dicen las malas lenguas, es caro, contamina y ha causado una que otra guerra por ahí.

Alguna vez, un malintencionado publicó que Lula da Silva tenía cierta afición al alcohol. Seguramente se refería a este alcohol y no al copete. Igual, Lula tiene en su cara redonda y bonachona algo que invita a volcarse a afanes dionisiacos y libatorios. Como que dan ganas de brindar con él.

Además, el hombre va por el mundo como presidente y se hace llamar por su apodo. Es como si Frei Ruiz Tagle hubiese viajado por el mundo como Lalo Frei, Patricio Aylwin como Pato Aylwin y Ricardo Lagos como Richi Lakes. Como si Pinochet hubiese sido recibido como Pinocho... bueno, verdad que a ese lo recibieron casi nada.

Porque Lula no es un nombre de pila. Es un apodo y, traducido al español, significa “calamar”. Hay que ser muy buena onda para aceptar ser y tratado oficialmente como el Presidente “Calamar” Da Silva. Bueno, los brasileños son así con los políticos y los futbolistas, Zico, Pelé, Ronaldinho, Kaká, son todos apodos y aún así están en las camisetas de los jugadores.

Perdonen el lugar común, pero ese sí que es un pueblo buena onda. O sea, descubrieron que podían hacer andar los autos con alcohol. Qué más festivo. Tal vez nos haga falta algo de ese celebracionismo por estas latitudes. Aunque, claro, acá al primer apodo a una autoridad surge la censura.

Cuando el ex ministro de hacienda confesó cómo le decía a la presidenta Bachelet, le hicieron la cruz harto rato en el círculo de nuestra mandataria. Desde entonces, los maridos lo piensan dos veces para decirles “gordi” a sus mujeres. No se vayan a enojar también.

Los apodos hacen bien a la política. Bill Clinton usaba oficialmente su apodo. Jimmy Carter también. Los republicanos gringos han sido un poco más serios, con sus Richard, Ronald y los dos George. Pero ahí tienen también la que arman los más circunspectos.

La gente con apodo es como más de fiar.

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