Monday, April 23, 2007

Naturaleza insaciable

Pobre presidenta Bachelet. Un día logra publicar en un diario que le ha dado duro todo un manifiesto sobre sus sueños y otras ocurrencias para el país, pero al día siguiente visita una zona castigada por la naturaleza y le llueven las críticas. Más encima, le caen de frente. Nadie se las manda a decir con nadie.

La presidenta debe extrañar ese paseo en tanque durante otro desastre, las inundaciones en Santiago de 2002, comenzó a catapultarla en las encuestas, dando la partida de su marcha a La Moneda.

Porque ahora no le va bien con esto de las catástrofes naturales. Seguramente le cuesta olvidar a la mujer que le pidió que abandonara la escena en medio de las maniobras de rescate de los restos de las víctimas del alud de Chiguayante para que las máquinas usadas para ese fin pudieran proseguir. Tampoco la aplaudieron precisamente cuando visitó la calle Serrano, en Valparaíso, después del incendio que arrasó con parte de sus edificios.

Es raro que una autoridad suscite reacciones tan contrapuestas ante eventos que son más o menos parecidos: accidentes naturales o causados por humanos que son difíciles y a veces imposibles de prever, ante los cuales es difícil contar por adelantado con una respuesta planificada.

En el caso del enjambre sísmico de Aisén, la presidenta no tenía otra opción que perder. Después de más de seis mil temblores, cualquiera tiene derecho a exigir más medidas preventivas. Y eso se lo iban a cobrar a la Presi. Su otra opción era no aparecerse por allá. Pero la habrían criticado igual o peor.

Tal vez las cosas serían distintas si el país anduviese un poco más presentable y menos patas para arriba. Pero eso no hay cómo saberlo. Quizás sea que, aunque todo marche sobre ruedas, a Bachelet le van a hacer siempre la pataleta como los cabros chicos la hacen para probar hasta dónde llegan los límites de su mamá.

A Ricardo Lagos no le hacían eso. Pero ahora lo descueran, como se reclama contra el papá autoritario cuando uno ya no le debe obediencia. Ahora vienen con que lo hizo mal. En una de esas, cuando se acabe el gobierno de Bachelet, todos van a tirarle más flores que a una virgen en procesión. Pero no hay cómo saberlo. Esto a veces es impredecible. Como la naturaleza.

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