La pelea ausente en el medioambiente
Sigue la pelea entre ecologistas chilenos y Ricardo Lagos. Un grupo de ambientalistas siguió la llamada estrategia Popis, también conocida como “acúsalo con tu mamá, Quico”, y escribió una carta a las Naciones Unidas acusando al Capitán Planeta de cuidar tanto el medio ambiente como el señor Burns.
Lagos les respondió diciendo que esta gente lo atacaba personalmente y que no reparaban en que en su gobierno se establecieron Parques Nacionales como nunca en la historia del país. Se dice que Lagos incluso estuvo negociando con el oso Yogui y su amigo Bubu para que dejaran Yellowstone y se vinieran a un parque nacional chileno.
Tal vez lo que les pasa a los ecologistas es que están más que nada dolidos. Esperaban que Lagos les dijera “bueno, amigos del ambiente y los animalitos, sé que no me he portado tan bien como ustedes quisieran, pero por qué no arreglarlo conversando, qué les parece si los invito a pasar el fin de semana a Caleu para limar asperezas”.
Y claro, eso es algo que Lagos no iba a hacer. Además, este era un tema donde sí podía dar curso a cualquier rabia contenida por las críticas que le han caído por Transantiago y otros asuntos molestosos. Así que esta pelea, si sigue, va a ser así, acusación por acá, reacción molesta por allá, otra acusación por acá y otra reacción molesta por allá y así hasta que un temporal, un reality o una nueva pelea entre chicas de la opinología destierre al asunto de la agenda pública.
Es una lástima, porque la verdad es que es buena la pelea por el medio ambiente. Pero no como se pelea ahora, porque los dos bandos ocultan datos que los perjudican. Los que creen que hay que privilegiar el desarrollo económico se empelotan cuando les hablan de cisnes y glaciares. Eso está más o menos claro. A todo esto, dicen que hay ecologistas que le dicen “El Lagos de los cisnes”, al ex presidente.
Pero también los defensores a ultranza de la naturaleza tienen que asumir que dejar a la Tierra intacta significa dejarla también con la misma pobreza y las mismas injusticias. Más progreso es menos naturaleza. Más naturaleza es más injusticia. Esas son las opciones extremas. Si fuéramos realmente inteligentes, podríamos acordar un punto medio, porque queremos vivir bien, pero también necesitamos un planeta para vivir.
Lagos les respondió diciendo que esta gente lo atacaba personalmente y que no reparaban en que en su gobierno se establecieron Parques Nacionales como nunca en la historia del país. Se dice que Lagos incluso estuvo negociando con el oso Yogui y su amigo Bubu para que dejaran Yellowstone y se vinieran a un parque nacional chileno.
Tal vez lo que les pasa a los ecologistas es que están más que nada dolidos. Esperaban que Lagos les dijera “bueno, amigos del ambiente y los animalitos, sé que no me he portado tan bien como ustedes quisieran, pero por qué no arreglarlo conversando, qué les parece si los invito a pasar el fin de semana a Caleu para limar asperezas”.
Y claro, eso es algo que Lagos no iba a hacer. Además, este era un tema donde sí podía dar curso a cualquier rabia contenida por las críticas que le han caído por Transantiago y otros asuntos molestosos. Así que esta pelea, si sigue, va a ser así, acusación por acá, reacción molesta por allá, otra acusación por acá y otra reacción molesta por allá y así hasta que un temporal, un reality o una nueva pelea entre chicas de la opinología destierre al asunto de la agenda pública.
Es una lástima, porque la verdad es que es buena la pelea por el medio ambiente. Pero no como se pelea ahora, porque los dos bandos ocultan datos que los perjudican. Los que creen que hay que privilegiar el desarrollo económico se empelotan cuando les hablan de cisnes y glaciares. Eso está más o menos claro. A todo esto, dicen que hay ecologistas que le dicen “El Lagos de los cisnes”, al ex presidente.
Pero también los defensores a ultranza de la naturaleza tienen que asumir que dejar a la Tierra intacta significa dejarla también con la misma pobreza y las mismas injusticias. Más progreso es menos naturaleza. Más naturaleza es más injusticia. Esas son las opciones extremas. Si fuéramos realmente inteligentes, podríamos acordar un punto medio, porque queremos vivir bien, pero también necesitamos un planeta para vivir.
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