Thursday, May 17, 2007

Cuidado con el sector privado

Una gran lección en la vida es que hay cosas que mejor se mantienen en privado. Deberían haberlo recordado los pasteles que subieron las imágenes del velocímetro mientras picaban hasta 280 por hora en la autopista.

Uno de los grandes peligros de la tecnología actual es que uno puede poner en circulación información que después se vuelva en su contra. No todo el mundo es Paris Hilton, sólo a ella la favorece y ayuda a acrecentar su mito la propagación de esas tomas nocturnas con esta flaca dirigiéndose al país y en veinte uñas.

Para los demás terrestres, vaya el consejo de no grabar sus incursiones sexuales a menos que tengan total seguridad de que siempre van a controlar esos registros. Nada de andar compartiendo esos videos y fotos cochinones con la pareja para calentarse un poco más.

Todo eso puede hacerse público cuando uno menos lo espera. Y si la divulgación de imágenes de uno durante un combate amatorio no tienen en sí mismas un carácter condenable, e incluso puede ser al contrario, puede ser poco digno que la desnudez o las pequeñas perversioncillas que uno disfruta en la protección de la intimidad queden expuestas tan fácilmente.

Hay gente que manda sus grabaciones a programas y sitios de videos caseros porno. Probablemente, ellos piensan que van a estar siempre juntos y descartan de plano que lleguen a tener nuevas parejas. Pero mucha gente no está junta para siempre y si los actores porno amateur ignoran esto, van a tener que dar muchas explicaciones a su nueva pareja en caso de que la hayan cambiado, a menos que esa nueva pareja tenga el mismo gustillo por exhibirse dándole al asunto.

Entonces, es de esperar que le hablen bien de la sexualidad y sus variantes a sus cabros chicos, antes de que ellos se topen por casualidad o por obra de algún malicioso. En el pasado, una broma habitual entre hombres de un curso era escribir en la pizarra “se venden fotos de la mamá de Viera en pelotas. Hablar con Eyzaguirre”. Hoy, esa broma puede ser una pesadilla real.

Los que andaban a 280 estaban poniendo en peligro sus vidas y la de otros. Si su descuido en subir sus imágenes a YouTube ayuda a pillarlos va a estar bien. Pero si por exceso de entusiasmo y calentura se suben revolcones y otros ejercicios privados a la red, lo que empieza bien, y a veces muy bien, casi siempre termina muy mal.

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