Ahorro de energía

Finalmente, nuestros hermanos trasandinos nos cortaron el gas. En vez de ponernos a rasgar vestiduras y cruzar la cordillera para arrasar sus ciudades y violar a sus mujeres, aunque esto último a alguno le parezca buena idea, lo que tenemos que hacer es ponernos a bucar con urgencia fuentes alternativas de energía.

Una de ellas es calentar agua en el auto como en el aviso de Nescafé. También podemos hacernos new age y convencernos de que somos pura energía. Así, nos turnamos en las casa para que a cada uno le toque un día distinto alimentar de energía al calefón y a otro la cocina.

Si todos soplamos media hora diaria, generaremos suficiente energía eólica para abastecernos e incluso vender a otros países. Esto tiene que ir acompañado por una campaña masiva de higiene dental.

Hay quienes dicen que se puede obtener energía reciclando basura, pero eso lo han intentado durante años los canales de televisión y no ha dado resultado.

Otra forma de energía útil es lo que le falta a muchas parejas que llevan años juntas: mantener encendida la llama. Después de un asado, pequeñas dosis de carbón pueden mantener el fuego encendido para cuando sea necesario. La utopía chilena del “hagamos un asado” se vuelve así fácilmente alcanzable. Hay parejas que sí mantienen encendida la llama, pero para quemar al otro cuando menos lo espera. Eso no es una contribución energética.

Obviamente, también está el llamado a ahorrar energía. Hay varias formas de hacer esto.
Una es dejar la loza sucia fuera de la casa y esperar hasta que llueva para que se lave. Compartir la lavadora también sirve. La ropa sucia puede lavarse fuera de casa y se puede usar para un nuevo concepto de fiesta: La washing machine electronic party vip and lounge. Puede haber secciones swinger para los que intercambian ropa y lavado en vivo con dj’s que programan música desnudos hasta que su ropa está limpia y seca.

También está el método Bolocco para no ensuciar ropa, aunque lamentablemente sólo puede aplicarse en climas cálidos.