No, gracias, ando binominal
Si la UDI tiene razón, la Concertación ha encontrado la excusa perfecta y multipropósito: el sistema binominal.
Para el partido de oposición, a la gente no le importa que la mitad del parlamento pueda conseguirse con un tercio de los votos, porque mientras va ensardinada en Transantiago, esas cosas se le olvidan.
Es más, cada vez que salen a espantar cualquier asomo de discusión sobre el binominal los gremialistas deslizan que el tema aparece cada vez que la Concertación quiere desviar la atención de sus propios problemas. Claro que antes se preocupan de chequear qué estuvo haciendo Longueira el fin de semana, no vaya a ser que de nuevo le haya dado por esto de las razones de estado y se siente a la mesa con barbones comunistas para abordar precisamente asuntos como éste.
Pero bueno, supongamos que el binominal sí es una excusa, en el sentido de que el gobierno podría decir “es cierto que tenemos un mal transporte público, pero nuestro sistema electoral es todavía peor”.
En ese caso, y sólo estamos suponiendo que funcione, uno podría seguir el ejemplo y aplicar la receta en otras facetas de la vida. Por ejemplo, pucha, mi amor, me encantaría recoger la ropa sucia en la mañana, pero pienso en el drama del sistema binominal y se me olvida.
También en el trabajo se podría decir, “pero jefe, todavía no arreglamos lo del sistema binominal y usted me apura con los pendientes”. Y así, uno podría imaginarse tantas otras fórmulas: “se me pasó tu cumpleaños por esto del sistema binominal”, “te iba a pagar la plata, pero me la gasté en unos libros para entender el sistema binominal”, “niños, cómanse toda la comisa ¿o no saben que hay otros niños como ustedes que pasan hambre por culpa del sistema binominal?
Y, por cierto, habría que imaginar la excusa más terrible: “esta noche no, es que me siento algo binominal”.
Para el partido de oposición, a la gente no le importa que la mitad del parlamento pueda conseguirse con un tercio de los votos, porque mientras va ensardinada en Transantiago, esas cosas se le olvidan.
Es más, cada vez que salen a espantar cualquier asomo de discusión sobre el binominal los gremialistas deslizan que el tema aparece cada vez que la Concertación quiere desviar la atención de sus propios problemas. Claro que antes se preocupan de chequear qué estuvo haciendo Longueira el fin de semana, no vaya a ser que de nuevo le haya dado por esto de las razones de estado y se siente a la mesa con barbones comunistas para abordar precisamente asuntos como éste.
Pero bueno, supongamos que el binominal sí es una excusa, en el sentido de que el gobierno podría decir “es cierto que tenemos un mal transporte público, pero nuestro sistema electoral es todavía peor”.
En ese caso, y sólo estamos suponiendo que funcione, uno podría seguir el ejemplo y aplicar la receta en otras facetas de la vida. Por ejemplo, pucha, mi amor, me encantaría recoger la ropa sucia en la mañana, pero pienso en el drama del sistema binominal y se me olvida.
También en el trabajo se podría decir, “pero jefe, todavía no arreglamos lo del sistema binominal y usted me apura con los pendientes”. Y así, uno podría imaginarse tantas otras fórmulas: “se me pasó tu cumpleaños por esto del sistema binominal”, “te iba a pagar la plata, pero me la gasté en unos libros para entender el sistema binominal”, “niños, cómanse toda la comisa ¿o no saben que hay otros niños como ustedes que pasan hambre por culpa del sistema binominal?
Y, por cierto, habría que imaginar la excusa más terrible: “esta noche no, es que me siento algo binominal”.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home