Trajetita de invitación
Todos sabemos que el matrimonio es la principal causa de los divorcios en el mundo. Pero también sabemos causa varios otros problemas.
Las bodas de otros son quizás el más difícil de resolver. Te llega un parte y te alegras. El evento en cuestión es como en un mes más y sabes que tienes tiempo para prepararte, comprar regalos y poner tu presencia personal a punto.
Pero un día antes del enlace, no has hecho nada de eso. Tu traje campeón todavía tiene esa mancha de ron de la boda anterior y las lavanderías ya están cerradas. Y, lo peor de todo, no has comprado el regalo.
Claro que puede no ser tan terrible, porque, hoy por hoy, puedes ir a la página de internet de la multitienda cuyo logo era bien visible en el parte, hacer la ecuación entre tu afecto por los novios y tu poder adquisitivo y comprar cualquier cosa por el monto resultante. Total, la mayoría de los matrimonios jóvenes no llegan precisamente castos al altar y ya comparten habitación amoblada hace tiempo, si es que ya no tienen incluso casa en la playa.
Entonces, ellos se inscriben en una lista de novios, meten todas sus compras y las de sus parientes a su código y cambian todos los regalos que les compran por cupo para darse tonto viaje o salir de ahí con una buena provisión de hometheaters, nintendos wiis, playstations, bergeres de masaje o lo que sea.
Hasta ahí, todo bien. Hasta que aparece otro amigo o amiga de los novios, llegando con un paquete más elegante que la Quinta Avenida y la Place Pigalle juntas, de una tienda de diseño ultra cuica. Le preguntas qué es y te contesta, con un tono de ofensa por la obviedad de la interrogante, que es el regalo para los novios, obvio.
Entonces, no entiendes nada. Pero si esta gente tiene lista y ni siquiera reciben las cosas en la casa, van a convertirlo todo en plata. A lo que te contestan que cómo no les vas a hacer un regalo especial, que cómo te importan tan poco los futuros cónyuges.
Pero es por que a uno le importan que pretende hacer lo que ellos quieren, comprar el regalo en la multitienda para que ellos ocupen el monto en lo que quieran. El portador del regalo exclusivo y personalizado te enrostra tu frialdad y parte a la casa de los novios a marcar territorio con su presente.
Es un enredo, así que, futuros novios, por favor agreguen en sus partes si quieren o no regalos personalizados que muestren el afecto especial que uno les tiene o si prefieren no quedar acachados con lámparas y juegos de copas, de tal modo que cuenten con la libertad para salir de la multitienda con un piano de cola, si así les place.
Y si alguien conoce una lavandería que esté abierta, agradeceré el dato.
Las bodas de otros son quizás el más difícil de resolver. Te llega un parte y te alegras. El evento en cuestión es como en un mes más y sabes que tienes tiempo para prepararte, comprar regalos y poner tu presencia personal a punto.
Pero un día antes del enlace, no has hecho nada de eso. Tu traje campeón todavía tiene esa mancha de ron de la boda anterior y las lavanderías ya están cerradas. Y, lo peor de todo, no has comprado el regalo.
Claro que puede no ser tan terrible, porque, hoy por hoy, puedes ir a la página de internet de la multitienda cuyo logo era bien visible en el parte, hacer la ecuación entre tu afecto por los novios y tu poder adquisitivo y comprar cualquier cosa por el monto resultante. Total, la mayoría de los matrimonios jóvenes no llegan precisamente castos al altar y ya comparten habitación amoblada hace tiempo, si es que ya no tienen incluso casa en la playa.
Entonces, ellos se inscriben en una lista de novios, meten todas sus compras y las de sus parientes a su código y cambian todos los regalos que les compran por cupo para darse tonto viaje o salir de ahí con una buena provisión de hometheaters, nintendos wiis, playstations, bergeres de masaje o lo que sea.
Hasta ahí, todo bien. Hasta que aparece otro amigo o amiga de los novios, llegando con un paquete más elegante que la Quinta Avenida y la Place Pigalle juntas, de una tienda de diseño ultra cuica. Le preguntas qué es y te contesta, con un tono de ofensa por la obviedad de la interrogante, que es el regalo para los novios, obvio.
Entonces, no entiendes nada. Pero si esta gente tiene lista y ni siquiera reciben las cosas en la casa, van a convertirlo todo en plata. A lo que te contestan que cómo no les vas a hacer un regalo especial, que cómo te importan tan poco los futuros cónyuges.
Pero es por que a uno le importan que pretende hacer lo que ellos quieren, comprar el regalo en la multitienda para que ellos ocupen el monto en lo que quieran. El portador del regalo exclusivo y personalizado te enrostra tu frialdad y parte a la casa de los novios a marcar territorio con su presente.
Es un enredo, así que, futuros novios, por favor agreguen en sus partes si quieren o no regalos personalizados que muestren el afecto especial que uno les tiene o si prefieren no quedar acachados con lámparas y juegos de copas, de tal modo que cuenten con la libertad para salir de la multitienda con un piano de cola, si así les place.
Y si alguien conoce una lavandería que esté abierta, agradeceré el dato.
1 Comments:
Y eso que eres hombre... porque según mi percepción más problemático que el regalo es lo que te vas a poner... SI ERES MUJER!
Y es que desde que te invitan todo gira en torno a eso. Ropa, kilitos de más, peinado, zapatos y etcs...
Cómo escribió un amigo por ahí:
"El momento más significativo en la vida de una mujer es el matrimonio”. Añejo. Pero lo que no me aclararon era que se refería a las mujeres que no se casaban, es decir, a las mujeres que asistían a la unión de lazos. Aún en pleno siglo 21, el compromiso frente al altar es significativo más que para la novia, para las invitadas al evento".
Saludos desde Conce
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