Paraguaya

Anoche nos hicieron la paraguaya a domicilio y quedamos con los ojos blancos de pena. Paraguay nos goleó 3 a 0 en el Estadio Nacional. En realidad fue 4 a 0, porque les anularon un gol legítimo. Ay, ay, ay, iba todo tan bien con Marcelo Bielsa. Como esos pololeos veraniegos construidos sobre sonrisas bronceadas, frases ingeniosas, pieles calientes y cacheteos en la playa. Claro, uno sabe que en algún momento el amor aterrizará con una discusión, el descubrimiento de un hábito desagradable o, en el peor de los casos, una traición expuesta. Pasa en el fútbol y pasa en la vida. La derrota de ayer fue como encontrar a tu pareja encamada con tu mejor amigo en tu propio dormitorio y usando el mismo disfraz de enfermera que le regalaste esa vez que fueron al sex shop.

Ay, cómo duele el amor, cómo duele el 3 a 0. Ya hay algunos que piden el regreso de Acosta, Juvenal Olmos o el bigotón Azkargorta. Otros afiebrados juran que con el Murci Rojas defendiendo los paraguayos no habrían pisado el área de puro susto. Que con el tata Coto Sierra habríamos ganado. Que hay que ir a buscar a Javier Margas a su cadena de moteles para que le dé lecciones a la Roja sobre cómo calentar al rival. Que jugadores como Elton Troncoso merecen una oportunidad en la selección. Que a Rubio hay que exorcizarlo. Que necesitamos la ayuda divina, ya que buenos resultados le da al Hosanna F.C. Que hasta el Che Copete tiene más cintura que el Chupete Suazo. Somos un Chile bipolar que igual quiere a Bielsa, del mismo modo que un hombre nunca olvida a la mujer que se lo jode para hacerle sentir lo que vale.