Piluchismo

Esta temporada, la tendencia de moda es el piluchismo. Con 34 grados en noviembre, no nos queda otra. Más allá de las modelos y habitantes de Farandulandia que se desvisten con una facilidad jugosa, este año el empelotamiento nacional cuenta con fervorosos adeptos entre las instituciones armadas, acaso las más reacias a exhibir piel en público. Todos conocemos el caso de la subteniente Vargas. Ahora, desde Molina, Séptima Región, mi ciudad natal, nos llega el caso de dos Carabineros que llevaron el desnudo ajeno nuevas dimensiones.

Los imputados, de quienes sólo conocemos sus iniciales, se hicieron pasar por agentes de Investigaciones. En su rol de falsos detectives, realizaron un control de detención a un hombre que estaba en la vía pública. Lo obligaron a desnudarse y le pidieron sus pertenencias. Un acto de piluchismo-voyerismo. Luego le devolvieron la ropa, pero se quedaron con $1.400. Par de güiñas, como dicen en el campo, es muy charcha robarse menos de luca y media... debería ser sancionado incluso por el Manual de Carreño de los lanzas y cogoteros. Más encima, el par de uniformados no estaba de servicio. Una obra maestra de piluchismo-machetismo gozoso e ilegal. Ambos policías fueron dados de baja y enfrentan a la justicia. Ah, por si acaso, sus iniciales son C.S.C, que bien podría ser “Cuidado Soy Carabinero”, y F.B.D., que bien encaja con “Feliz Busco Desnudos”. Soy Sergio Cancino y estoy haciendo Concierto Enfoque vestido sólo con mis audífonos.