A calzón quitado

Imagine que usted es uno de los asistentes a la Cumbre Iberoamericana que hoy comenzó en Santiago de Chile. Usted no es un presidente ni un canciller, sino más bien un humilde funcionario, miembro de una delegación.

En su hotel, usted pide la prensa chilena para ver cómo van las cosas en esta tierra austral. De entrada, se topa con la portada de La Cuarta: “Casanova hizo comer caca de perro a Carla”. Impactado, sigue leyendo y se entera de la pelea entre una muchacha de mirada torcida llamada Carla Ballero y su musculoso novio, cuyo apellido es Casanova. Con asco ante semejante dieta de la muerte, y con razonables dudas sobre la tradición gastronómica local, sus ojos se posan en Las Últimas Noticias. Ahí usted se entera de una suboficial del Ejército que protagoniza el escándalo de la semana por unas fotos sexuales. “Nada mejor que una uniformada sin uniforme”, piensa usted con un pisco sour en la mano. Como plato de fondo, en esas mismas páginas usted encuentra una nota titulada “Misterioso calzón XL negro apareció tirado en salón principal del Congreso”. Así nomás, una prenda sintética y arrugada estuvo 15 minutos tirada en la honorable alfombra roja. Impactado y risueño, por el efecto de un segundo pisco sour, usted le comenta la noticia a un colega chileno, quien le responde: “Shi, eso no es ná, hace poco bailaron el koala encima de un viejo”. Sin entender, usted decide abandonar la revisión de los diarios. “Al menos acá hacen política a calzón quitado”, dice en voz alta, antes que lo pasen a buscar en una van para conocer la noche santiaguina.

En realidad, lo único que nos queda por imaginar son las fotos de la subteniente. Porque el resto está claro: la “imagen país” de Chile está bien potoca. Literalmente.