Vagancia

Según el último estudio de la Organización Internacional del Trabajo, casi el 17% de los chilenos entre 15 y 24 años no estudia, no trabaja ni busca empleo. Manga de vagos, diría mi abuelo con el puño al viento. Más allá del urgente debate sobre falta de oportunidades y cesantía estructural, uno se pregunta: ¿qué crestas hace alguien que no estudia, no trabaja ni busca empleo?. Suponemos que el onanismo y mirar fútbol en la tele deben ser dos actividades bien rankeadas entre los muchachos, mientras que seguir las teleseries y pelar con las amigas deben serlo entre la población femenina.

- Aló, Cata, ¿qué estai haciendo?
- Nada. ¿Y tú?
- Nada... aquí... dándole.
- .....
- .....
- Ya poh galla, que estís bien.
- Igual, cuídate, chao, chao.

¿Cuidarse de qué, si lo más riesgoso que hacen es bajar de la cama?¿Dándole a qué o a quién, si la desocupación no es sexy? Estos son los inventores del “chao, chao”, estúpida repetición que habita en miles de diálogos fofos y ociosos. Si un hombre se despide de “chao, chao”, es un flojo y malo en la cama. Aléjate, hermosa mujer chilena. Porque la gente ocupada y productiva no tiene tiempo para decir lo mismo dos veces. Excepto, claro, cuando teníamos tres meses de vacaciones o cuando abrazamos un año sabático para gastarnos duro y parejo. Tropa de patanes, hagan algo, busquen un nombre nuevo para el TransanChago, entren a un reality, hagan una película, como el Che Copete, nuestro entrevistado de hoy. Caramba, el espíritu de Bielsa está en mí.